No ficción. Entrevistas
CHarlamos con
Antonio Birabent: "Por sexista y patriarcal es una contradicción que el reggaeton esté de moda"
Minutos después de presentar "El volcán interior" y en momentos de meditación al multifacético hijo de Moris, la leyenda del rock nacional. Al consultar al compositor musical, actor y ganador de un Martin Fierro como periodista en Nacional Rock sobre qué piensa del reggeatón dijo no tener respuesta porque el verbo pensar y el reggaetón no concuerdan.
- En tu música ¿qué temas no abordarías?
-No hablaría del porro ni de la cumbia ni el aguante del rock. Esos tres temas no me interesan. Esas canciones no me quitan el sueño. Me interesa la relación entre las personas, la libertad, la igualdad, la paz, el respeto entre los seres humanos.
-¿Qué significado le das a la libertad, la igualdad, la paz, el respeto?
-Son las condiciones que más necesitamos y menos tenemos. Esa falencia tiene que ver con que estamos muy pocos comunicados con nosotros mismos y con los demás, que no podamos tener mejores vidas, que no nos podamos desarrollar mejor como personas y nos ubica en un lugar lejano. En gran medida eso es la ciudad, vivir en situaciones de masa donde nos conocemos poco y nos tememos. Existe el miedo al otro y nos consideramos muy distintos cuando en realidad no es tan así. Por ejemplo; acaba de pasar un joven en bicicleta por la vereda a una velocidad poco prudente. Hay actos que parecen mínimos pero hablan de una gran violencia, de una gran brutalidad. En general nos damos cuenta de eso cuando el accidente ya ocurrió pero los actos hasta que no suceden nos parecen banales y si alguien le da importancia a respetar un paso de cebra o que una bicicleta vaya por la vereda a 25km/hora donde circulan infantes uno puede ser tratado de “buchón” o exagerado. La palabra “buchón” es un gran mal argentino, una condena. Si mañana, ojalá no ocurra, eso provoca un accidente que involucra a alguien cercano tuyo ¿te va a parecer que el tipo que lo denuncia es un “buchón?”
-La tecnología ¿está cambiando la manera de hacer música?
-Para mí no. La forma de hacer música tiene que ver con la carne, el corazón y la cabeza no con el elemento que tengo para plasmar eso. Nunca me ha parecido muy importante el cómo. Acabo de terminar de grabar un disco en mi casa con lo que tenía a mano. Se va llamar “El interior del volcán”. Me encanta como suena, lo que transmite y sin embargo para cualquiera que esté en el tema sería vergonzosa la tecnología que estoy usando. Lo que sí está cambiando es lo que rodea a la música. Cambia el negocio, la forma de mover las canciones, la forma de comunicarla, la posibilidad o imposibilidad de vivir de la música pero la música sigue siendo la misma.
-¿Está por salir “El interior del volcán”?
-No está por salir. Por lo que hablábamos que no cambió la música pero sí lo que rodea la música desde hace mucho tiempo yo voy con la composición más rápido de lo que va el mercado, el entorno, el público. Hoy tengo casi tres discos y no sé cómo los voy a terminar aunque en el próximo show voy a tocar cuatro o cinco temas de ese material pero no sé cuándo los voy a editar.
-¿Es músico un DJ?
-No tiene sentido ni la pregunta ni la respuesta. Me parece bien que pase música y si quiere usar el verbo de que “toca” música que lo use.
-¿Qué piensas del reggeatón?
-Me parece que el verbo pensar y el reggeatón no concuerdan así que no hay respuesta. Es una música tan básica y y sexista que me parece contradictorio que esté de moda hoy. No se llevan bien pero cada vez trato de juzgar menos lo que escuchan los demás. Me parece que entorpece el desarrollo y hace que unos muchachos ganen mucha plata. Por otro lado me llama la atención que una música tan sexista, tan básica y primitiva en lo sexual esté tan de moda en un momento en que se está tratando de romper con eso. Es una gran contradicción. Por otro lado hay millones de mujeres y hombres, sobre todo mujeres, que están tratando de pelear contra esa cultura.
-Da para una canción.
-No sé si me metería en eso (risas).
Historia sobre el fracaso
Antonio Birabent muestra curiosidad por todo y aprende constantemente de las vivencias cotidianas. Al analizar al fracaso, considera que el más grande es pasar por encima de las cosas y que el suyo es que al hacer tantas cosas a veces se pierde del disfrute del acto. Para facilitarnos su observación lo ejemplificó: “Antes de irme a España en 1976, iba a un jardín experimental que hace poco cumplió 80 años y me invitaron a la conmemoración. Participé, canté una canción y en algún momento quedamos solos en el estrado con una profesora que hoy debe tener más de 80 años. En su discurso dijo que el objetivo que tenían en aquella época estaba relacionado con el placer porque cuando los chicos pasaban del jardín a la primaria abandonaban el placer y entraban en la colimba. Entonces, los educadores se plantearon que su desafío debía ser que el placer continúe. Aunque no era mi turno de hablar la interrumpí y le dije; “esa debería seguir siendo la tarea” y me dijo: “si, tenés razón”. Entonces creo que el fracaso es no hacer esa tarea. Y a mí me ocurre, en menor medida que antes, no tomo el tiempo necesario para disfrutar el acto”.
Apostillas de una entrevista
-En la época de Los Gatos (Nebbia y Moris), Lito escribió “Antonio”, una canción que te dedicó cuando apenas tenías un año.
-Es una canción hermosa que pensé versionarla como “Manuela” (su hija). No me animé.
-¿Cómo describirías la experiencia de grabar un disco con Moris, tu papá?
-Fue sanguínea e intensa. Fue un capítulo inolvidable para nosotros que ambos agradecemos haberlo hecho porque podríamos no haberlo hecho. Ese disco fue muy exitoso desde la crítica, para nosotros y para muchas personas que me hablaban como hijo o como padre. Me daban su devolución desde el punto de vista de un hijo o un padre. Entonces desde el punto de vista que un padre y un hijo se vinculan a través de la música creo que representó a muchos de nosotros que somos pares, hijos o ambas cosas y pasa a ser un disco especial.
-¿Te cambió algo?
-Me dejó exhausto el disco. Cada vez que me preguntan cuándo va a ver un nuevo “Familia canción 2” digo ¡¡nunca!! Fue muy difícil hacerlo y encantador al mismo tiempo. Puse la condición de no hacer ningún tema viejo. No hay muchos casos en el mundo donde padre e hijo hacen un disco juntos pero si además componen los temas juntos lo vuelve más original. Tiene ese valor.
-¿Viste los documentales de Charly y Spinetta?
-No miro televisión porque me olvido que está pero cuando veo tele no la paso mal. Miro deportes y a medida que voy creciendo voy menos al cine.
-¿Qué recordás de tu infancia en Madrid?
-Jugaba mucho al fútbol. Vivía en un barrio que se llama Plaza Castilla. Un ambiente popular donde hay mucha mezcla. Me espantan los ambientes cerrados. Parte de nuestra curiosidad y enseñanza fue esa mezcla. Era una cultura distinta la Argentina y adaptarnos a eso fue un gran trabajo que nos enriqueció. Soy un “chaquetero” en España. Así se les dice a los que cambian de club como de chaqueta.
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Entrevista al músico Alejandro Carrillo
El último show de Virus
El 21 de mayo de 1988, el grupo liderado por Federico Moura se presentó en el Cine Teatro Fénix de Buenos Aires. Ese fue el último show de la banda platense tras el retiro del cantante por su avanzado deterioro de salud a causa del sida. Siete meses más tarde, el cantante falleció por una insuficiente cardiorespiratoria.
-¿Qué recuerdos tenés de Virus?
-La primera vez que los escuché era adolescente. Había varias bandas y solistas importantes como León Gieco, Pastoral, Raúl Porchetto, Pedro y Pablo pero los que se destacaban eran Serú Giran con Charly a la cabeza y Riff con Papo. Los Virus rompieron la canción en tonos menores melancólicos de Serú Giran y también aportaron un aire más fresco a las sonoridades de esos años. De la escena nacional Virus rompió esas dos puntas de montañas que teníamos entre la canción de Serú y la el rock de Riff.
-Cambiaron la tendencia incluso en la estética
-Sí, rompieron con música fresca y estética planeada, pensada, fresca. Una tendencia más new wave con remeritas de mangas cortadas, zapatillas All Star. Así los descubrí.
-¿Cómo llegaron a tu vida?
-La primera vez que los escuché en la radio, que era la forma de conocer las novedades en aquella época, me sorprendieron muchísimo. Esas canciones frescas, acordes frescos, canciones. Después, el carisma de Federico Moura, el manejo de la escena que tenía generaba un combo explosivo.
-¿Tenés alguna anécdota?
-Sí, del año 1981. Recuerdo que yo era muy chico, tenía 13 años. Virus tocaba en Tizziano (pub de calle 34 entre 7 y 8 de La Plata). Queríamos entrar con mis amigos. Nos dejaron entrar a la prueba de sonido pero no nos dejaron quedar al recital porque éramos muy chiquitos. Estuve conversando con Ricardo Serra, el guitarrista. Para el recital uno de mis amigos se trepó por los techos porque su casa lindaba con el pub e ingresó con un grabador. Recuerdo que se trepó al techo y colgó el grabador de una soga y grabó todo el recital de Virus. No me olvido más de esa anécdota.
-¿Le pediste copia de la grabación?
-No, pero años más tarde me crucé con Ricardo Serra en su estudio de grabación porque grabamos con mi banda y hasta tocó de invitado en un show nuestro. Cuando le recordé la anécdota nos reímos mucho.
Gustavo Ruffo
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Sergio Lombardi de Baobab camping
El emprendedor que resurge de las cenizas
El obsesivo empresario que renace de las ruinas del incendio dijo que, con 21 años de trayectoria en el rubro de camping y outdoor, sólo le quedaba regresar en lo que sabía hacer.
En la puerta de un local vidriado frente al Parque Alberti de La Plata, un cartel de Baobab nos invita a conocer un comercio de supercamping y outdoor con casi 30 años de trayectoria. En la etapa de proyección y reconstrucción del local original sito en Ringuelet, Sergio Lombardi, su dueño, nos recibe en este local provisorio mientras madura el proyecto de reconstrucción de las cenizas.
-¿Cómo fue el inicio de Baobab?
-En el año 1995 mi padre viajó a Sudáfrica y al regresar abrió el local de supercamping con un amigo. Lo primero que se les ocurrió fue el nombre Baobab en referencia al majestuoso árbol que llegó de Australia para poblar Sudáfrica.
-¿Qué particularidad tiene?
Es un árbol de tronco de 10 o 12 metros de ancho y copa pequeña que lo utilizan para almacenar.
-¿Cómo ingresaste al negocio?
-Pocos años después falleció el socio de mi padre y se los compré a él y la familia del amigo.
-¿Cuál era la propuesta original?
-La propuesta del negocio era tener las mejores opciones de variedad, de precios, las mejores marcas, el mejor lugar donde los productos se puedan exhibir. Un local muy amplio, de 570 metros cuadrados, para un público variado con segmentación de franja medio alto y opciones de bajo costo. Marcas de primera línea a nivel mundial. El objetivo era no tener lo mismo que tenía la competencia, diferenciarse. Quien entraba al negocio tenía varias propuestas para el mismo producto pero buscamos distinguirnos en el producto, en la atención, en la marca, en el espacio, en las promociones. Un conjunto. La ubicación también. A pesar de estar alejados de los centros comerciales teníamos una playa de estacionamiento propia. Una ventaja que en estos tiempos suma. Ofrecíamos la mejor variedad de productos y precios y quién ingresa a un local con una propuesta tan amplia no se puede ir sin llevarse algo. Así que cuando alguien se iba del local sin comprar yo preguntaba inmediatamente que había consultado y qué experiencia había tenido. Cuando regresemos tendrá esa misma propuesta comercial.
-¿Cómo fue el incendio?
-Cinco días antes del incendio del 27 de febrero de 2019, una tormenta azotó casas, autos y árboles de la región. A nosotros nos destrozó las claraboyas y techos del depósito de ropa y otras partes del edificio. Para proteger el local y la mercadería llamé a una empresa especialista para hacer el trabajo pero no tenían turno a la brevedad así que decidí comprar membranas y llamar a alguien para que las coloque.
-¿Así que el origen del incendio fue la tormenta que destrozó parte del local y el tener que resolver provisoriamente los destrozos de la tormenta?
-Sí. Nosotros teníamos proyectado cambiar los techos de ese área porque ya tenían 50 años pero la tormenta nos indujo a resolverlo de urgencia. Al colocar la membrana, el soplete o la brea caliente, prendió fuego el depósito en el momento que el comercio estaba cerrado. Después del mediodía me llamaron desde la empresa de seguridad por un aviso de los sensores de humo.
-¿y qué pasó?
-Pensé mucho en hacer un cambio, dedicarme a otra cosa. Dudé mucho. Pero también sé que en hacer el local nuevo no le voy a errar. Dudé mucho en seguir o no seguir pero sé que empiezo un juego en el que sé jugar. Me dieron ganas aunque es difícil la situación actual para empezar. Pero el local va a ser muy grande y lo voy a fragmentar para que me resulte más rentable. Tengo los espacios organizados, habrá una bicicletería relacionada con Baobab y, por ahora, me quedaría un local para alquilar. Será el supercamping y outdoor restablecido.
-Mientras, seguís proyectando desde este lugar provisorio.
-Estoy acá gracias a gente que me prestó el local, a los 8 empleados que me ayudaron y a las marcas que me entregaron la mercadería en consignación. Me pone contento porque significa que uno hizo las cosas bien.
-¿Sos obsesivo?
-Sí. Aunque perdí la obsesión de llegar a tener lo que tenía. Sé que voy a tener un muy lindo local, que voy a estar bien pero no será como lo que tenía. Quiero ir más tranquilo.
-Gracias por tu tiempo.
Alejandro Carrillo: "Cuando enseño les escribo los apuntes a mis alumnos porque quiero que presten atención a lo que les estoy enseñando”
Músico talentoso y docente apasionado, Alejandro Carrillo toma el legado de sus profesores y se considera afortunado por ganarse la vida educando.
Al abrirse la puerta de calle me recibieron el músico y Cristóbal. El entrevistado y un bichón frisé hiperactivo y alegre de pelaje limpio y esponjoso que nos acompañó hasta la cocina.
A mitad de camino mediamos en el debate entre Antonio y Francisco, los dos hijos del entrevistado, que no acordaban si jugar a la pelota o treparse en cada sitio de la casa.
Lola, su compañera de vida desde hace veinte años, se preparaba para abandonar las tareas hogareñas y dejarlas en manos de su esposo, el profesor de música que considera que el músico tiene la adicción de tocar en vivo. Él la necesidad de enseñar, de estar en actividad.
Sobre la mesa de la cocina, en un formato de entrevista intimista se observa el café humeante y scons con chispas de chocolate. Del otro lado de la barra que se interpone en nuestra conversa, un hombre que en primera instancia se aprecia como inseguro y con el transcurso de los minutos el concepto muta a inquieto, a que Alejandro Carrillo es física e intelectualmente inquieto.
A pedido del entrevistador, escuchamos de fondo al dúo Sabatini-Carrillo que recientemente formó con Sofia para presentar música que todos conocemos en un formato propio. “Uno termina siendo lo que ama. Por más que elijas otra cosa para ganarte la vida terminas haciendo lo que amas” esboza filosófico mientras prepara las canciones de The Doors, Michael Jackson o Radiohead que nos van a acompañar.
-¿Cómo empezaste con la música?
Empecé muy chiquito porque me llamaba la atención el sonido de la guitarra. Yo tenía 4 o 5 años y cuando salíamos con mi mamá a hacer mandados pasábamos por el taller de un luthier que tocaba guitarra y arpa: D´Agostino. Yo le tiraba de la mano para quedarnos, le decía “guitarra, guitarra” y le pedía una. No sé si por necesidad o si lo hacían para saber si valía la pena, mis viejos siempre me hicieron esperar por los regalos. Nunca me regalaron nada inmediatamente. A los 9 años me regalaron una guitarra chiquitita que aún conservo y empecé a aprender con ese luthier los primeros rasgueos de guitarra, de folklore, sambas. Al año la llamó a mi mamá y le dijo que yo tenía condiciones para estudiar música más seriamente, que estudie en un conservatorio. Empecé en el Conservatorio Mendelssohn y luego pasé al Gilardo Gilardi.
Ahora la música ambiental varía entre The Beatles, Bob Marley y Beach Boys y de mi taza se huele un nuevo café que perdurará lo mismo que la espera a que el músico atienda los requerimientos de sus hijos. Cristóbal salta ilusionado considerando que él formará parte del próximo juego y al regresar Alejandro termina con la respuesta que había iniciado: “Quería tocar las canciones de los Beatles, improvisar, tocar escalas y en el Conservatorio tocaba lo que estaba escrito en la hoja porque allí forman concertistas, docentes de conservatorio".
En los conservatorios desarrollé mucho el oído
y la relación con las cuerdas de nylon
pero no me sentía identificado con el músico de conservatorio. Me parecía aburrido.
Llegaba a mi casa, tocaba lo mismo pero distendido y me salía mucho mejor. Esos fueron los primeros desencantos con la música y al mismo tiempo empecé a estudiar con Waldo Brandwajman que me enseñó de otra manera. El último y gran profesor que tuve fue Roberto “Lapo” Gesaghi que era tan humilde que te hacía sentir tan importante como lo era él. Cuando tocabas con él todo se escuchaba bien, fluía”.
“El legado de Lapo es lo que yo hago con mis alumnos. Trato de enseñarles a tocar de una forma más ordenada”.
“El momento más precioso de mis clases
es cuando un alumno se da cuenta
que las triadas están en todas las canciones”
Integra el grupo Marothes: “Es una banda de culto que genera mucha magia. Somos un grupo de amigos que tocamos juntos de hace mucho tiempo y cada uno tiene su proyecto musical paralelo”.
“Con mis alumnos armo ensambles, los pongo a tocar distintos instrumentos para nuclearlos con el lenguaje musical, para sacarlos de su espacio de confort ”.
¿Cómo te gustaría que te recuerden tus alumnos?
Hago algo particular con mis alumnos. Les escribo en un cuaderno que traen todas las clases y voy agregando apuntes de puño y letra para que les quede un libro de música, un programa que vamos desarrollando. Les queda un manual de músico contemporáneo para armar un grupo o sus propias canciones. Cada vez que les escribo en el cuaderno, lo hago con mucha prolijidad porque siento que es lo que, físicamente, les voy a dejar. Está escrito para cada uno de ellos de manera individual para rescatar lo que yo aprendí o me hubiese gustado que me enseñen.