Tapa. Joaquín sabina. Última gira en grandes escenarios
El cantautor y poeta de Úbeda, España, hará su última gira el próximo año. Durante 11 semanas visitará México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y terminar en escenarios americanos en Argentina. Según la organización, luego de un breve descanso continuará por Europa y hará su última función en noviembre, en su España natal.
Las fechas, ciudades y venta de entradas se darán a conocer en el mes de julio para América y en septiembre para España. Desde la cuenta oficial de Sabina se ha definido a esta iniciativa como "un último nocaut emocional" con una veintena larga de temas que "son ya plegarias del sueño imposible del amor".
La reciente gira de Sabina, la "mas rotunda" de su dilatada carrera, reunió a más de 700.000 personas en casi 60 conciertos por una docena de países. "La ilusión, profesionalidad y experiencia del maestro de Úbeda vencieron el vértigo inicial, contagiando alegría y energía a sus músicos y ganándose al público", ha concluido.
"Hola y adiós"
Entre febrero y noviembre de 2025, el andalúz hará su última gira por grandes escenarios.
Su vida en segundos
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Congreso de la lengua.
Poema"El impostor"
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"Lo niego todo"
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Joaquín Ramón Martínez Sabina (Úbeda, Jaén, 1949), conocido como Joaquín Sabina, es un cantautor reconocido como uno de los principales exponentes del estilo poeta folk-urbano español de la década de los 90.
Pasó su infancia en la localidad jienense cursando sus estudios y, con 14 años, comenzó a escribir poemas inspirados en su primera novia y a componer sus primeros temas junto a unos amigos con los que formó una banda, los Merry Youngs.
Tras estudiar bachillerato y aprobar la prueba de la reválida, su padre quiso recompensarle con un reloj, pero él le pidió una guitarra, con la que iniciaría su trayectoria como cantante. Posteriormente se trasladó a Granada para estudiar en la Universidad, donde descubrió la poesía de Pablo Neruda, comenzó a publicar sus piezas poéticas en la revista Poesía 70 y comenzó a relacionarse con el Partido Comunista, razón por la que su padre, comisario de policía, tuvo la orden de detenerle al proclamarse el estado de excepción. Fueron años intensos en los que por su actitud de protesta y rebeldía tuvo que partir hacia Londres, donde vivió como okupa y colaboró con otros exiliados en movimientos culturales y clubs como el Club Antonio Machado.
En la capital británica dio a conocer su historia a los medios, logrando asilo político en el país, en el que escribió sus primeras canciones y organizó clubs de cine para exhibir películas prohibidas en España por el franquismo como las de Luis Buñuel. Fue una época en la que sobrevivió cantando en el metro y en varios locales –una de sus anécdotas es que cantó ante el ex Beatle George Harrison, quien le dio una propina-, a la vez que montó un grupo de teatro.
Llegado el año 1976 publicó Memoria del exilio, un libreto de canciones con el que dio conciertos para exiliados españoles y que fue preludio del que posteriormente sería su primer disco, Inventario (1978). También compuso la banda sonora de una serie de la BBC, The Last Crusade. Un año después, Sabina regresa a España junto a Lucía, una mujer argentina que conoció en Londres y con la que contrajo matrimonio. Cumplió el servicio militar en Mallorca y, al finalizar, el matrimonio se instaló en Madrid, donde el cantautor retomó su faceta musical publicando Inventario, y comenzando a cantar en bares de la capital y mítines políticos, así como en el café La Mandrágora.
Dos años después publicó Malas compañías (1980), que incluye el popular Pongamos que hablo de Madrid, número 1 en Los 40 principales y hoy convertido en himno de la ciudad, y el álbum grabado en directo 'La mandrágora', junto a Javier Krahe.
Fue una etapa en la que generó algo de polémica con sus temas, centrados en colectivos como ladrones de barrio, prostitutas o borrachos, es decir, aquello que según sus propias palabras era “lo contrario a lo moralmente correcto”, y en la que, además de componer para otros artistas (Miguel Ríos, Ana Belén), creó una banda, Ramillete de Virtudes, con la que tocaba temas más enfocados hacia el rock.
En 1983, Sabina publica Ruleta Rusa y poco después comienza a colaborar con el grupo Viceversa, grabando con ellos Juez y parte (1985) y Joaquín Sabina y Viceversa en directo (1986), obteniendo una creciente popularidad y éxito que se repetiría con sus siguientes álbumes Hotel, dulce hotel (1987) y El hombre del traje gris (1988), con el que inició una gira por Sudamérica.
Volvió a recorrer el continente americano con Mentiras piadosas (1990) y Física y química (1992), este último con la colaboración de Andrés Calamaro, a la vez que fundó Ripio, una empresa editorial en la que comenzó a registrar sus canciones.
Los éxitos fueron sucediéndose en la carrera de Joaquín Sabina con la publicación de Esta boca es mía (1994), Yo, mi, me, contigo (1996), Enemigos íntimos ( 1998) junto a Fito Páez y, especialmente, con 19 días y 500 noches (1999), del que se extrajo el exitoso tema homónimo y con el que obtuvo cuatro Premios de la Música de la Sociedad General de Autores de España (SGAE) y el Premio Ondas a la Mejor Canción.
Nos sobran los motivos (2000) fue su siguiente álbum, un disco tras el que sufrió un infarto cerebral que le sumió en una profunda depresión e influyó en su estilo de vida, dejando a un lado sus escarceos con el tabaco y las drogas, que le habían pasado factura en los últimos años.
Regresa al panorama musical con Dímelo en la calle (2002), uno de los álbumes más importantes de ese año según la crítica, en el que colaboró con el compositor Pancho Varona y el director de cine Santiago Segura en el tema Semos diferentes, banda sonora de Torrente 2: Misión en Marbella, canción nominada a los Goya.
Tras suspender su gira por la depresión que arrastraba, en 2003 publica Diario de un peatón, doble CD que incluye Dímelo en la calle y otro CD con 12 nuevas canciones y dos videoclips en una pista multimedia interactiva en un formato de lujo con libreto ilustrado por él mismo.
? Con una actividad más reducida debido a su depresión, sus siguientes proyectos se centraron en su faceta poética y literaria, además del tema Motivos de un sentimiento (2003) himno del centenario del club de fútbol Atlético de Madrid. Tras años sin publicar nada, lanza Alivio de luto (2005) y Con buena letra, un libro con letras de canciones escritas por él, proyectos con los que afirma haber logrado salir de la depresión.
Desde entonces, Sabina ha continuado publicando discos como Dos pájaros de un tiro (2007), junto a Joan Manuel Serrat, Vinagre y rosas (2009), La orquesta del Titanic (2012) y En el Luna Park (2012), en los que repite con Serrat, 500 noches para una crisis (2015), Lo niego todo (2017), Lo niego todo en directo (2018) y 70 (2019), cuádruple recopilatorio por su 70 cumpleaños. En 2021 se reeditó su disco Mentiras piadosas en formato vinilo "picture disc" y en 2022 sacaría su single Sintiéndolo mucho, con participación de Leiva.
Además de su faceta como cantautor, Sabina ejerció como director musical del espectáculo Más de cien mentiras (2011), basado en sus canciones, y ha publicado libros de dibujos, poemas y letras de canciones como Muy personal (2012). Su vida y obra se relatan en la serie documental Pongamos que hablo de Joaquín Sabina (2020) del grupo AtresPlayer.
En lo referente a su vida personal, ha contraído matrimonio en dos ocasiones, con Lucía Inés Correa Martínez (1977-1985) y con Jimena Coronado (2020), su relación más estable, con la que ha sentado la cabeza. También ha mantenido varias relaciones, la más importante con Isabel Oliart (1986 – 1998), madre de sus dos hijas Carmela (a la que dedicó el tema Ay Carmela) y Rocío.
A día de hoy, Joaquín Sabina es uno de los cantautores españoles más significativos y de mayor renombre, un artista “que no se mueve por el dinero, sino por hacer canciones y escribir”, ganador de numerosos premios, entre ellos la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes (2000), la Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid (2009) o el Premio Ondas a la trayectoria musical (2020), además del título como Hijo Predilecto de Andalucía.
El juglar ha llevado una vida que tuvo los condimentos para alimentar la poesía y la música que lo llevaron a la fama internacional. Un repaso por sus mitos y leyendas.
Posiblemente sea uno de los españoles más queridos en Argentina y en toda Latinoamérica. Su historia tan cercana a Buenos Aires, a Diego Maradona y la Bombonera lo puso en un lugar privilegiado en la cultura y el corazón de los argentinos. Todos han querido colaborar con él y colegas argentinos como Fito Páez y Andrés Calamaro han logrado el cometido.
Su vida se vio marcada por varios episodios extremos: una molotov, la adicción a la cocaína y un infarto cerebral. A Sabina no le faltó nada de qué arrepentirse o preocuparse. Pasó por París, Londres, Madrid y Buenos Aires: en todos lados dejando una canción y una emoción.
Lleva una carrera de más de cuarenta años en la música y la poesía, siendo uno de los artistas más importantes en la música de habla hispana.
Joaquín Martínez Sabina nació el 12 de febrero de 1949 en la localidad de Úbeda, España. Es el segundo hijo de Adela Sabina del Campo, ama de casa y de Jerónimo Martínez Gallego, inspector de policía. Sabina (apellido que tomó con fines artísticos) cursó sus estudios primarios con las monjas carmelitas y con catorce años comenzó a escribir poemas y a componer música.
Durante los años de adolescencia formó parte de una banda junto a sus amigos llamada "Merry Youngs", que se dedicaban sobre todo a versionar a cantantes de rock como Elvis Presley, Chuck Berry o Little Richard. También, por esa época, tuvo a su primera novia, Virtudes Antero «Chispa», que le sirvió como inspiración para crear algunos poemas de amor.
El romance que vivió con Virtudes fue un tanto impulsivo y escandaloso, pues desde el primer momento el padre de la joven se opuso terminantemente a la relación. El desacuerdo se prolongó durante años, hasta que el padre de Virtudes llevó a su hija a otra ciudad para alejarla de Joaquín Sabina. Pero el muchacho, enamorado y apasionado, salió en su búsqueda, hasta que finalmente se reencontraron y escaparon juntos.
Partidario de izquierda condenado al exilio
Sus estudios universitarios comenzaron de una manera amena. En 1968 se trasladó a Granada para matricularse en la Facultad de Filosofía y Letras e iniciar los estudios de Filología Románica en la universidad de la ciudad. En aquél periodo, Joaquín vivió por primera vez con una mujer, llamada Lesley, que preparaba su tesis de español en Granada.
Sabina encontró mucha afinidad con las ideologías de izquierda, lo que lo llevaron a relacionarse con movimientos contrarios al régimen franquista. Esto fue motivo de que hasta su mismo padre tuviera la orden de detenerlo por pertenecer al Partido Comunista.
Pero fue por más. En 1970 Sabina se sumó a una protesta en contra del proceso de Burgos en la que lanzó un cóctel molotov contra una sucursal del Banco de Bilbao, en Granada. Dicho episodio lo condenó al exilio, y tras un tiempo de intentar salir del país, consiguió un hombre que le cediera su pasaporte.
Acompañado de Lesley, Joaquín (con una identidad falsa) partió rumbo a París, donde pasó unos meses hasta que se instaló definitivamente en Londres, donde vivió como okupa durante su primer año.
Londres: el refugio artístico y político
Su situación de exiliado no pintaba tan bien desde el gobierno español, por lo que Joaquín decidió que debía ganarse a la opinión pública para conseguir protección y no ser repatriado a España. Su compañera Lesley consiguió que el diario Daily Mirror publicara una entrevista en la que expuso su situación, alegando que a su vuelta a España le esperaría la pena de muerte.
Esta jugada consiguió que las autoridades británicas le brindaran asilo político por un año, por lo que finalmente se marchó a vivir a Edimburgo con Lesley. Después de cuatro meses, Joaquín abandonó a Lesley para volver a la capital inglesa.
En Londres, Joaquín se refugió en el arte, encontrando diversas actividades en donde se desempeñó. Sabina cooperó con el Club Antonio Machado, al que asistían emigrantes y exiliados. En aquella época escribió sus primeras canciones y organizó un cineclub donde se exhibían películas de Luis Buñuel, prohibido entonces en la España franquista. La libra de cada día se la ganó cantando en el metro, restaurantes y cafés.
Una anécdota cuenta que hasta llegó a tocar para el mismísimo George Harrison, ex Beatle, quien festejaba su cumpleaños en un bar y le dejó cinco libras de propina. Sin embargo, a lo largo de los años, la versión de este episodio fue cambiando hasta ser desmentida por el propio español.
Regreso a España y primeros discos
En 1977, dos años después de la muerte de Franco, Joaquín volvió a España gracias a un pasaporte legal facilitado por Fernando Morán, cónsul español en Londres. En ese mismo año se casó con Lucía Inés Correa Martínez, una argentina que había conocido en Londres durante su exilio. La pareja estuvo un par de años juntos aunque el verdadero motivo del matrimonio había sido el de conseguir "pase de pernocta", un permiso que se da a los soldados para que puedan ir a dormir a sus casas, ya que Sabina se vio obligado a cumplir con el servicio militar en Mallorca.
Su tiempo en el servicio militar culminó en 1978. Tras ese periodo se instaló en Madrid con su mujer, donde consiguió editar su primer LP, "Inventario". En 1980 publicó su segundo trabajo, "Malas compañías" que destaca "Pongamos que hablo de Madrid", canción que se convirtió en una especie de himno de la ciudad.